martes, 24 de abril de 2018

El dolor de una cesárea.



Hoy viendo algunas fotos me encontré con ésta, estaba recién parida, toda hinchada, con sentimientos encontrados, luchando mi lactancia y para completar, adolorida por la cesárea que tuve.

Aún recuerdo días antes de tener a mi bebé que había un corillo de madres diciéndome que yo era "sumiza" al dejarme "meter cuchilla" por un médico sin necesidad. Claro, el corillo de madres estaba en lo cierto, pero yo era #primeriza y tenía muchos miedos y no sabía que voz escuchar. Me sentía tan ignorante al tema que no tuve el valor de no acceder a una cesárea innecesárea. Luego de enfrentar los comentarios y la verguenza de decir que terminé en cesárea y que el corillo no me viera como esa mujer fuerte fue difícil. No podía ni siquiera ver mis fotos del día del parto de cesárea. Veía una foto y lloraba. Mi sueño era parir y pujar sin importar cuan doloroso fuera. No se pudo, no me atreví y superar esa herida emocional fue un camino que tuve que enfrentar y buscar como sanarlo.

Al pasar los años la vida me da otra oportunidad de ser madre y decidí sanar mi corazón. Esta vez logré que todo fuera diferente, me informé, busqué el mejor médico para intentar parir natural, me rodeé de gente positiva, sin embargo, volví a tener una segunda cesárea. Esta vez fue distinto, aunque no pude parir, mi corazón SANÓ, celebré mi victoria, celebré mi cesárea y me siento completa.

Hoy te abro un poco de mi corazón, porque sé que TÚ amiga tienes el corazón triste porque no pudiste lograr tu sueño. Te entiendo y hoy lloro contigo. No todas pueden entender a una mujer que deseaba parir con su corazón y no pudo. Hoy quiero que sientas alivio y paz, que llores todo lo que tengas que llorar y que si la vida te da otra oportunidad de ser madre, lo vuelvas a intentar. Y si no lo logras, no pasa nada, TODO ESTARÁ BIEN.

Desde mi corazón para ti.
Margaret Perez

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